BICICLETA

viernes, 23 de junio de 2017

san miguel tajao - barranco tajao - arco tajao

SAN MIGUEL DE TAJAO - BARRANCO DE TAJAO - ARCO NATURAL DE TAJAO


Esta es una información totalmente personal y que no pretende ser una guía exacta a seguir por parte de quién lea estos comentarios

UBICACIÓN:

San Miguel de Tajao se encuentra ubicado dentro del término municipal de Arico, a su vez éstos se encuentran incluidos en la Comarca del Sureste y Macizo Central de la Isla e Tenerife. 
Pueblo costero dedicado a la pesca es en la actualidad un enclave gastronómico, dedicado principalmente a la cocina del pescado. Antiguamente existieron canteras de piedra.

¿Cómo llegar?

Tanto desde Santa Cruz de Tenerife al norte o de la zona sur de la isla, tomar la  autopista TF-1 hasta la salida 46 y seguir por la carretera TF-632 en dirección a San Miguel de Tajao.

DATOS DE LA RUTA:

TIPO DE RUTA: Ruta de Senderismo circular
DIFICULTAD DE LA RUTA: Fácil. No tiene ninguna dificultad.
DISTANCIA RECORRIDA: 4,22 Km
DURACIÓN DEL RECORRIDO: 3 horas y 19 minutos en total (1 hora y 36 minutos en movimiento + 1 hora y 42 minutos detenido); 2,6 Km/h en movimiento
RECOMENDACIONES: Esta es una zona donde generalmente hace calor y viento y donde no encontraremos lugares para avituallarse, por lo que es muy conveniente llevar en la mochila, agua y comida suficientes para el trayecto que se realizará (aunque es corto, debemos de ser prudentes); también llevar protector solar y ropa adecuada.
DESTACADOS: Pueblo costero de San Miguel de Tajao, Barranco de Tajao, Arco de Bijagua o Arco de Tajao, Ecomuseo al aire libre de la Piedra (Mojones), embarcadero de Bijagua 
PUNTO DE SALIDA: Delante de la Iglesia de San Miguel, en la calle Callao Hondo
PUNTO DE LLEGADA: el mismo punto de Salida
PUNTO MAS ALTO: Arco de Bijigua o Tajao (49 metros)
PUNTO MAS BAJO: Desembocadura del Barranco de Bijigua o Tajao (11 metros)
GPS: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=18343366

ITINERARIO:

Situados en el pueblo de San Miguel de Tajao nos situaremos en la calle Callao Hondo, pasando entre la iglesia de San Miguel, a la izquierda y el parking del puerto, a la derecha y en dirección al restaurante Rincón del Marinero al final de la calle.

Iglesia de San Miguel de Tajao
Iglesia de San Miguel
Al final de la calle Callao Hondo nos toparemos con la costa marina que nos cierra el paso.

Costa de Tajao

En este punto, a la izquierda, veremos el dibujo de un sendero sobre la zona rocosa, por el que iniciaremos una corta subida, para situarnos por encima del pueblo de San Miguel de Tajao.

San Miguel de Tajao
San Miguel de Tajao
Este sendero no está marcado por ninguna señal, aunque no tiene pérdida, ya que está bastante dibujado sobre la roca; solo debemos de tener la precaución de ir hacia el Barranco de Tajao siguiendo la línea de la costa.

Costa atlántica en la zona de San Miguel de Tajao
Pequeños acantilados
Toda esta zona está rodeada de una roca muy erosionada, tanto por los efectos del viento, la lluvia y los olas del océano que baten sobre la costa; estos han dibujado curiosas formas que son bien visibles en todo el entorno.

Dibujos en la roca en San Miguel de Tajao

Sendero al barranco de Tajao - San Miguel de Tajao
Sendero
El sendero es bastante visible, aunque podemos tomar algún otro recorrido alternativo para llegar hasta el Barranco de Tajao. Solo hay que tener la precaución y ser prudentes por esta zona inicial del recorrido, puesto que es una zona de acantilados al océano y hay que extremar las precauciones, si paseamos por aquí.

Sendero entre San Miguel de Tajao y el Barranco de Tajao
Ruta del sendero
Acantilados en la costa de Tajao
Acantilados en la costa de Tajao
Siguiendo la línea de la costa, en dirección Este, nos iremos dirigiendo hacia el Barranco de Tajao.

Desembocadura del Barranco de Tajao en la playa de Callao Tajao
Descenderemos hacia el Barranco, dejando atrás la zona rocosa y pasando un terreno más suave, pero más polvoriento.

Nos situaremos en la desembocadura del Barranco de Tajao; mirando la foto anterior, a nuestra derecha la playa de Callao Tajao, una playa como su propio nombre indica, de piedras o Callados y a la izquierda y en dirección norte está el Barranco de Tajao.

Playa de Callao Tajao
Barranco de Tajao
El recorrido por esta zona la iniciaremos por el lecho del Barranco e iremos siguiendo los puntos indicados en uno de los carteles que podemos encontrar situados en este lugar.

Inicio del sendero por el Barranco de Tajao
Recorrido por el Barranco de Tajao
Desde la zona de la playa de Callao Tajao y en dirección norte por el lecho del Barranco, nos dirigiremos hacia el punto 3, El Pozo de Tajao.

El Pozo de Tajao, en el Barranco de Tajao - Isla de Tenerife
Pozo de Tajao
Al igual que el resto del Sur de Tenerife, la costa de Arico se caracteriza por su extrema aridez. En entornes como éste las lluvias son muy escasas, llegando a presentar con frecuencia valores inferiores a los 150 mm al año. Al igual que en otras muchas regiones semiáridas del planeta, las pocas precipitaciones anuales se producen de forma concentrada, por lo que es normal que, algunas veces al año, barrancos como éste bajen cargados de agua y gran cantidad de sedimentos.
Sin embargo, desde muy antigua, esta parte de Arico ha sido objeto de uso y explotación humana. Su cercanía al mar y los recursos que de él se obtienen, así como la existencia de recursos naturales tan singulares como los yacimientos de “Piedra Chasnera” que delimitan el barranco, despertaron desde época muy temprana el interés por éste espacio. Por este motivo, para conseguir el mantenimiento de cierto número de personas de forma más o menos permanente en el lugar fue necesario garantizar el acceso al agua potable. Tradicionalmente, en muchos de los barrancos de la Isla, esta problemática se resolvía mediante la localización de Eres o charcos que pudieran mantener el agua en los fondos de los barrancos. Durante mucho tiempo estos fueron para muchas personas los únicos puntos de acceso al agua para consumo humano. En ciertos aspectos, el pozo ante el que nos encontramos recuerda la filosofía con la que nuestros antepasados se acercaban a los lechos arenosos de muchos barrancos para “hacer el ere”, retirando las capas superficiales de arena hasta llegar al agua. La estructura geológica del lecho de este barranco, abierto sobre depósitos volcánicos ignimbríticos muy bien soldados y muy impermeables, facilita el desarrollo de pequeños flujos de agua subterráneos durante los pocos meses de lluvia con los que cuenta el sur de la Isla. Las arenas de éste cauce, totalmente permeables, permiten la infiltración de las aguas de lluvia o de escorrentía, que descienden en profundidad hasta encontrarse con los sectores más impermeables de la ignimbrita. Estas sencillas pautas de funcionamiento del propio barranco debieron de ser bien conocidas por lo primeros moradores de este lugar. La construcción de este singular pozo no es más que una respuesta lógica a estos condicionantes ambientales.
Dada la importancia de este pozo para la zona, en su construcción no se escatimaron esfuerzos. Así “…tanto el brocal (apertura o boca del pozo) como las paredes están realizadas en piedra bien labrada y dispuesta. Para acceder al agua dispone de una escalera del mismo material. En su parte más alta, la altura del muro libro que aún se mantiene en pie es de unos tres metros, pero es posible que en su inicio fuese mayor,…
Sus formas, totalmente adaptadas a las dinámicas del propio barranco, reflejan este nivel de conocimiento. Su alto muro perimetral protegía el interior del pozo de las aguas de avenida y de los sedimentos que podría arrastrar. Al mismo tiempo, la pequeña escalera que desciende hacia su interior permitía el acceso al agua y, en caso de necesidad, facilitaba las labores de limpieza y acondicionamiento del propio pozo. Actualmente, su interior se encuentra parcialmente rellano por sedimentos del barranco y fragmentos de piedra procedentes de su propia estructura. La falta de mantenimiento ha facilitado el derrumbe parcial de sus muros permaneciendo en pie solamente un pequeño tramo de su cerramiento perimetral.
A pesar de que por su baja cota y su cercanía al mar las aguas de este pozo siempre fueron salobres. Su construcción permitió el desarrollo de las labores de cantería así como, en época posterior, la consolidación del núcleo costero de Tabaibarril o San Miguel de Tajao. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 3 - Pozo de Tajao) 

Aparte de algunos lugares característicos de esta zona, la flora también tiene un destacado lugar que vale la pena de observar. Dejando el pozo de Tajao y seguiendo el lecho del barranco hay diferentes plantas que destacan por su colorido y detalles.

Mesembryanthenum Crystallinum - Barrila o Escarcha
Barrilla o Escarcha
Mesembryanthenum Crystallinum

Zygophyllaceae fontanesii - Babosa o Uvilla
Babosa o Uvilla
Zygophyllaceae fontanesii
Siguiendo un sendero más o menos marcado por el lecho del Barranco llegaremos a una zona donde un nuevo panel informativo nos ofrece información de las características de la zona.
Previamente pasaremos por un nuevo pozo, al lado de algunas pequeñas cuevas que envuelven toda esta zona del barranco.

Barranco de Tajao
Barranco de Tajao
Barranco de Tajao
Barranco de Tajao
Pozo en el Barranco de Tajao
Pozo en el barranco de Tajao junto a cuevas
Al llegar al pozo veremos como, al igual que el anterior, este está lleno de tierra y sedimentos; la peculiaridad de éste pozo es que no presenta ningún muro de protección, ni escaleras para acceder a su interior.

Al lado de este pozo podemos observar un pequeño nacimiento de agua que se filtra por la zona; eso demuestra que, aunque sea una zona de escasa precipitación pluvial, por el subsuelo circula agua subterránea. 

Agua en el barranco de Tajao
El agua brota entra la roca
Al llegar a este punto el sendero deja el lecho del barranco y asciende unos metros; aquí veremos un nuevo penal informativo. Punto 4, Ignimbrita de Arico.

Barranco de Tajao con piedra de Ignimbrita 
El territorio del sur de Tenerife se encuentra caracterizado por la presencia de grandes acumulaciones de materiales piroclásticos de naturaleza ácida o félsica. Este tipo de rocas otorgan al paisaje unas singularidades tonalidades claras: colores ocres o amarillos con múltiples matices que contribuyen a hacer de ésta una comarca especialmente luminosa.  El origen de este conjunto de materiales se encuentra en el espacio central de la isla, asociados al actual complejo Cañadas o a algunos de sus numerosos domos periféricos, algunos de los cuales aún se conservan jalonando las cumbres de esta comarca. En conjunto, las erupciones que se vinculan a estos centros eruptivos se caracterizan por haber mantenido altos índices de explosividad, generando grandes columnas eruptivas que se elevaron varios kilómetros sobre sus cráteres. En estas erupciones es normal que se produzcan colapsos o desmoronamientos de estas columnas, provocando que los fragmentos de lava y parte de los gases emitidos se precipiten bruscamente por las largas laderas del sur de la Isla, generando auténticas avalanchas de fragmentos de roca y gases a temperaturas superiores a los 300º C. Cuando estos flujos de materiales son densos se les denomina coladas piroclásticos. En sus desplazamientos estos flujos piroclásticos recorren grandes distancias, siguiendo siempre las zonas de máxima pendiente, por lo que es normal que puedan llegar a alcanzar velocidades que superen de manera holgada el centenar de kilómetros por hora. Como consecuencia de sus altas temperaturas y a la presión que se ven sometidas las rocas en su interior, estos depósitos pueden llegar a  soldarse, e incluso a provocar la deformación de parte de los fragmentos de roca que arrastra en su interior, generando llamativas alineaciones de rocas “estiradas” a modo de lágrimas, que nos muestran con su disposición el sentido o la dirección de flujo. A este tipo de coladas piroclásticas se las denomina “Ignimbritas”.
Nos encontramos cerca de la desembocadura del barranco de Bijigua o Tajao cuyo cauce, en este sector costero se abre paso entre materiales de este tipo, pertenecientes a la denominada “Ignimbrita de Arico”. Esta colada piroclástica, generada como consecuencia de un colapso de un domo volcánico, tiene una edad aproximada de 670.000 años.  Sus materiales se extienden ocupando buena parte del sector de medianías bajas y costa del municipio, siendo visibles con frecuencia en los múltiples cauces que se encuentran entre Arico Viejo y El Río de Arico.
El fondo plano y ancho de este barranco nos permite acercarnos con facilidad hasta las espectaculares paredes que delimitan sus márgenes. A través de estas paredes podemos observar con claridad las dos zonas o sectores que aquí presenta la Ignimbrita: un tramo central con colores grisáceos e incluso azulados, donde la roca es más dura y especialmente impermeable, debido a su mayor grado de soldadura: un tramo superior, donde la Ignimbrita adquiere tonos marrones e incluso rojizos, coincidiendo con sectores donde la roca, menos soldada, presenta menor dureza.
Los antiguos canteros de Arico conocían perfectamente está diferenciación y las propiedades que se asociaban a las dos zonas del depósito. Durante siglos la parte superior de estos grandes depósitos de Ignimbritas, más blandos y fácilmente trabajables con las herramientas de la época, fueron explotados y muy valorados como excepcionales producto de cantera. De gran resistencia y con un gran atractivo estético, las piezas labradas a partir de este material recibieron el reconocimiento de la sociedad de las Islas, siendo pronto muy demandadas. Por la pertenencia de estas canteras de Arico a la comarca de Chasna, sus piezas de cantería, al igual que otras muchas de diferente naturaleza, elaborados en otros municipios del sur, pasaron a ser conocidos bajo el nombre alegórico de “Piedra Chasnera”. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 4 - Ignimbrita de Arico) 

Seguiremos el sendero relativamente marcado y éste hará que estemos por encima del barranco lo que nos dará la oportunidad de ver el siguiente punto de interés de esta zona, el Arco de Bijigua o de Arico.

Arco de Bijigua y la formación rocosa de la zona - Barranco de Tajao
Arco de Bijigua y la formación rocosa de la zona
El sendero nos llevará nuevamente al lecho del Barranco de Arico, en una zona donde la roca es de color grisáceo, lo que denota su aspecto de roca dura e impermeable y donde existen algunos depósitos de agua fruto de la lluvia que ha caído en la zona o bien porque ha sido arrastrada hasta este punto de cumbres superiores.

Barranco de Tajao - Roca grisácea e impermeable

Barranco de Tajao
Barranco de Tajao
Tras pasar por esta zona del barranco, nuevamente lo dejaremos atrás para seguir el sendero que nos llevará hasta el Arco de Bijigua, punto número 5 del recorrido por esta zona de Tajao.

Arco de Bijigua o en el Barranco de Tajao

Formación del Arco de Bijigua
Las rocas blanquecinas existentes es esta zona del Barranco de Tajao forman parte de los materiales que forman las denominadas Bandas del sur. Estas rocas se encuentran integradas por una compleja sucesión de depósitos piroclásticos de distinta naturaleza, cuya presencia da un característico color claro al paisaje del Sur de Tenerife. En su mayoría, estos depósitos son el resultado de lluvias de piroclastos (conocidas localmente como “jables”) y coladas picoclásticas (denominadas también “toscas” o “tobas”). Ambos tipos de depósitos volcánicos se originaron a través de múltiples erupciones de carácter muy explosivo, generadas a partir de magmas de naturaleza ácida. Estas erupciones tuvieron lugar en el sector central de Tenerife, asociadas al antiguo Edificio Cañadas o a los procesos de formación de la propia Caldera. Sus edades son muy variadas, abarcando un amplio período que comenzó hace 700.000 años y que termina hace aproximadamente 150.000 años. En el conjunto de los márgenes de este Barranco, además de las Ignimbritas de Arico, podemos encontrar otras coladas piroclásticas pertenecientes a otros episodios eruptivos: las formaciones “Porís” (270.000 años aproximadamente), “La Caleta” (220.000 años aproximadamente) y “Abrigo” (170.000 años aproximadamente).
El Arco de Tajao o Bijigua es una estructura natural generada sobre materiales volcánicos emitidos durante estas erupciones. Las rocas sobre las que se labra pertenecen a la erupción “Porís”. Se trata de una sola unidad de enfriamiento compuesta por la sucesión de pequeñas unidades de flujo que se solapan unas sobre otras a modo de pequeñas dudas.  Las formas de este “arco” son el resultado de un complejo proceso de modelado condicionado de las propias características de la roca y por el trabajo erosivo generado por los dos pequeños barranquillos que flanquean el arco. Precisamente por su vinculación a la erosión y a la capacidad que tiene la naturaleza para “labrar” o “agujerear” estas rocas, los habitantes de la zona han llamado a estos arcos naturales “jurados” (agujeros).
A diferencia de los materiales que integran la Ignimbrita de Arico (de la que se extrae la “Piedra Chasnera”), los piroclastos de esta colada se encuentran menos consolidados  o “soldados” entre sí. La presencia en su interior de fragmentos de pómez y gran cantidad de líticos (materiales no generados durante la erupción que son arrancados por el magma e incorporados al flujo) genera diferentes niveles de resistencia a la erosión. Por ello resulta muy frecuente observar en las paredes de este tramo del barranco formas irregulares que dan lugar a cornisas o pequeños salientes, coincidiendo con las zonas de la roca más resistentes a la erosión, y cavidades o superficies cóncavas, que coinciden siempre con las zonas de la roca que resulta más erosionable. A pesar de que la formación de este arco es relativamente compleja, los principales pasos que dan lugar al mismo podrían resumirse de la siguiente forma:
- El Emplazamiento: Los flujos de piroclastos que se emiten durante erupciones plineanas, muy violentas, como ésta, se desplazan siempre a favor de la pendiente, utilizando para ello antiguas redes de barranco que hoy han quedado cubiertas. A pesar de la relativa homogeneidad de la gran cantidad de materiales que se emiten, las superficies de estos depósitos pueden tener irregularidades, normalmente asociadas a las distintas unidades de flujo que componen una colada. La superposición de estos pequeños flujos puede dar lugar a superficies abultadas a modo de protuberancias o lóbulos dentro del depósito principal.
- La incidencia de la Escorrentía: Las irregularidades iniciales que presenta una colada piroclástica en su superficie se convierten en pequeños relieves a los que debe de adaptarse la escorrentía. El agua de lluvia tiende a concentrarse en zonas deprimidas, labrando poco a poco pequeños cauces que moldean la roca. Con el tiempo estos cauces van quedando cada más encajados entre paredes o márgenes de bastante pendiente.
 - Desplomes y vuelcos: La evolución de estos pequeños barranquillos se ve potenciada por la existencia en la roca de gran cantidad de fracturas que atraviesan el depósito por completo, de arriba abajo. Estas fracturas naturales se llaman “diaclasas”. En muchas ocasiones, la erosión “descalza” por la base estos bloques, volviéndolos inestables y facilitando su caída y vuelco, al igual que hace en mar en los acantilados costeros. Algunos de estos bloques caídos, son fácilmente identificables en este lugar, dando paso a paredes verticales, de plano homogéneo, muy características.
- El jurado: La existencia en esta zona de dos barranquillos paralelos, generados de esta manera, a muy poca distancia entre sí, ha facilitado el labrado paulatino de la roca, dejando entre sí una pequeña franja de materiales que debió de actuar a modo de interfluvio. Con el paso del tiempo este antiguo lomo siguió siendo erosionado, de forma que las zonas más blandas, en este caso las inferiores, fueron destruidas por completo, mientras que la parte superior del depósito, mucho más resistente, se ha mantenido parcialmente hasta la fecha.
Históricamente, las formas de este arco has servido de refugio y abrigo para la población local. Su entorno ha sido adaptado y transformado para albergar pequeñas parcelas que se cultivaron en secano. Las aguas de lluvia y los sedimentos que arrastraban eran retenidos por pequeños muretes de piedra, con los que se garantizaba un pequeño aporte de agua y nutrientes para las cosechas.
El Arco de Tajao o de Bijigua, es uno de los elementos más singulares del patrimonio geológico del Sur de Tenerife y un icono paisajístico de la comarca. A pesar de tratarse de formas del relieve labradas en roca, la estructura de este arco es frágil. Por favor, disfrute de manera responsable de este entorno. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 5 – El Arco de Bijigua) 

Arco de Bijigua en el Barranco de Tajao

Arco de Bijigua en el Barranco de Tajao
Arco de Bijigua o Tajao
Barranco de Tajao

Barranco de Tajao
Barranco de Tajao
El Barranco de Tajao y su entorno es un fiel reflejo de la erosión que los diferentes elementos han dibujado en esta zona.

Dejamos el Arco de Bijigua y continuaremos por el sendero de retorno a la desembocadura del Barranco de Tajao. Ahora el sendero no pasa por el lecho del barranco, sino que éste transita por una zona más elevada, aunque paralela al barranco.

El sendero nos llevará hasta el punto número 6, donde podremos contemplar una de las plantas a la que los antiguos pobladores sacaron más provecho en esta zona.

Tabaibarril o Tabaiba dulce
Euphorbia balsamifera
En general, el paisaje de los sectores de la costa de Canarias se encuentra caracterizado por la presencia de un matorral abierto de portes arbustivos al que se denomina de forma coloquial “Cardonal-Tabaibal”. Esta formación vegetal se extiende desde casi la orilla del mar hasta altitudes que oscilan entre los 300 y los 500 metros. Las plantas que lo integran varían en función de las condiciones ambientales locales pero como respuesta a la aridez de estos espacios, por lo general suelen presentar pequeños portes, pocas hojas y troncos suculentos para garantizarse unas mínimas reservas de agua. En lugares como éste, la presencia del viento es importante a lo largo del año, por lo que en respuesta, las plantas locales adquieren formas achaparradas o incluso rastreras, en un intento de éstas por protegerse  y sobrevivir.
Destaca por encima del resto la presencia de un arbusto comúnmente llamado “Tabaiba dulce” o “Tabaiba mansa” (Euphorbia balsamífera). Esta “tabaiba” es un arbusto de tallos carnosos, muy ramificado desde su base. Sus pequeñas hojas son estacionales, desapareciendo por completo durante los secos veranos del sur de la Isla. A diferencia de otras muchas tabaibas, ésta presenta una única flor al final de sus múltiples tallos. La importante presencia de esta planta en este entorno hizo que, hasta mediados del siglo XX, el pequeño caserío que se comenzaba a consolidar en su costa recibiera el nombre de Tabaibarril.
La Tabaiba dulce,  Euphorbia balsamífera, ha sido considerada como una planta con notable interés para la medicina popular gracias a su látex. A él se atribuyen diversas propiedades, que han sido conocidas y aplicadas desde su antigüedad. Su savia, conocida como “lecha de tabaiba” , no es corrosiva como la del resto de las tabaibas, de ahí el objetivo “dulce” con el que la población local nombra esta planta. Antiguamente se empleó, hervida o seca, como goma de mascar o “chicle”, por las propiedades salivatorias y fortalecedoras de las encías que se le atribuían. Tal era la popularidad de este uso, que durante generaciones los “chicles” de tabaiba siguieron siendo un entretenimiento común entre los niños y niñas de la comarca. La lecha de tabaiba también se utilizó como pegamento natural con un sinfín de aplicaciones, entre ellas el destete de baifos mediante su aplicación, junto con un trozo de cuero, sobre los pezones de las ubres de las cabras, de manera que las crías no podían seguir mamando. También eran conocidas sus propiedades para calmar catarros, para lo que el látex se disolvía en aceite y se aplicaba sobre el pecho del enfermo en forma de cataplasma.
Para poder extraer y utilizar el látex se realizaban cortes, normalmente casi verticales, por los que brotaba abundantemente, escurriendo por gravedad hasta el tronco de la tabaiba, donde se recogía en un pequeño recipiente o lata. Tal era la importancia de su uso que la leche de tabaiba llegó a venderse, cuajada, a modo de pequeños quesos. Hoy en día prevalecen en el paisaje de este entorno muchas evidencias del uso de estas plantas. Muchos de los ejemplares más antiguos de las tabaibas que nos rodean mantienen en sus troncos grandes cicatrices que nos recuerdan la importancia de estos sangrados.
Actualmente, las tabaibas están especies protegidas, nativas de las Islas Canarias. Su uso o maltrato está prohibido. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 6 – Tabaibarril) 

A poca distancia de este último punto encontraremos un nuevo panel informativo, el número 7, donde podemos ver uno de los oficios que se desarrollaba en esta zona. Un singular y duro oficio que proveía la propia piedra Ignimbrita, La Cantería de Arico.

La Cantería de Arico - Barranco de Tajao
La Cantera
La piedra es uno de los materiales de construcción más empleados por el hombre desde los comienzos de la humanidad. La rocas, de muy distintas naturalezas han sido extraídas de sus emplazamientos naturales para ser empleadas para diferentes usos: la fabricación de armas, herramientas o también para la construcción de viviendas o refugios. Por lo general, los motivos que nos siguen llevando a utilizar determinados tipos de rocas como materiales para la construcción son: su resistencia, la belleza asociada a su propia naturaleza geológica, o los trabajos que sobre ellas se realizan y que dotan a la piedra de un valor añadido a sus propias cualidades.
En Canarias, la cantería y el oficio de cantero se introducen inmediatamente después de la conquista del Archipiélago, en el siglo XV. La necesidad de levantar castillos y torres y de construir, un sinfín de edificios civiles y religiosos, trajo a las Islas a grandes maestros canteros de la península y, con ellos, las primeras herramientas de metal, destinadas a modelar nuestras rocas volcánicas.
En el municipio de Arico las primeras construcciones reseñables en las que se realiza labor de cantería se producen durante el siglo XVII y se vinculan a las antiguas ermitas de Nuestra Señora de Las Mercedes (Punta de Abona), San Bartolomé (El Río de Arico) y San Juan Bautista (El Lomo o La Villa de Arico).
Gracias a la enorme superficie que ocupa el municipio, Arico cuenta con rocas volcánicas de muy distinta naturaleza, que han sido identificadas desde muy temprano como excelente materiales de construcción. Entre ellas destaca la “piedra Chasnera”. Bajo este nombre se conocieron diferentes tipos de roca que se extraían de diferentes canteras que se encontraban en el interior de la comarca de Chasna. Canteras de Abona, Granadilla o San Miguel, produjeron bajo el nombre de “piedra Chasnera” diferentes productos labrados a partir de traquitas o traquibasaltos. Sin embargo, las piezas más singulares y demandadas de la comarca eran las realizadas a partir de Piedra de Arico, una espectacular Ignimbrita, compuesta a partir de piroclastos ácidos muy soldados, que destaca por su gran resistencia y su singular aspecto, con flamas de colores a modo de lágrimas de piedra.
El proceso tradicional de extracción de piedra de cuna cantera como en la que nos encontramos es relativamente complejo. De él participaban diferentes artesanos cuya función en la cantera se encontraba muy bien definida. Así, al igual que en otras muchas canteras de Canarias, en la de Los Abrigos, la mayor en producción en las Costas de Arico y en ésta de Tajao, o Bijigua, se desarrollaban los siguientes oficios:
El Cabuquero: Es una pieza fundamental de este oficio, es el encargado de extraer la piedra del risco. Las herramientas que usa para esa tarea son el pico, el marrón y las cuñas, la barra y la leva. Este tiene que tener en cuenta la dirección de la veta y ser un muy bien conocedor de las características naturales del risco. En época más reciente, y cuando resultaba necesario, el Cabuquero utilizaba también el taladro y la pólvora de barreno, que facilitaban el trabajo de corte de grandes bloques a partir de los cuales se realizaban las tallas.
El Repartidor: Es quien una vez sacado el bloque del risco tiene que trocearlo teniendo en cuenta la medida y repartirlo sacándole en mayor rendimiento posible al mismo. Las herramientas que usaba normalmente eran el pico, el marrón, las cuñas, la mandarria, la escoda y el cincel.
El Entallador: Como su nombre indica es quien da las medidas más aproximadas a la piedra y deja más o menos definidas las distintas formas de la pieza. Las herramientas que usa son el pico y el martillo pedrero.
El Labrante o Tallista: Éste es el que hace los acabados de la piedra, el primer paso es hacer las juntas, éstas se hacen con el escoplo y la maceta, luego con el pico y la escoda se va enderezando el paramento y con la regla y la escuadra comprueba si va quedando o no recto. Una vez hecho este proceso se repasa con el martillo y luego se hace el acabado con al escoda.
No se puede olvidar una pieza clave en la cadera de la cantera, el herrero, que era quién afilaba o como decían loas labrantes “usaban” las herramientas, dando el temple idóneo para cada piedra.
A pasar de que el conjunto de estos oficios tenían un marcado carácter masculino, las mujeres de muchos canteros solían participar ayudar transportando las piezas terminadas  desde el lugar en el que se labraban hasta la orilla del mar, donde se acumulaban hasta ser embarcadas.
Hasta los años setenta del siglo pasado, el trabajo en piedra se hacía sin ninguna seguridad ni comodidad, trabajaban la mayor parte del día y era el Sol quién marcada el tiempo del principio y el final del trabajo.
Los conocimientos asociados a este oficio se transmitían de padres a hijos. Los jóvenes abandonaban el colegio a muy temprana edad – en la época, la escolarización no era obligatoria – para entrar a la cantera como aprendices y llevar algún dinero a la maltrecha economía familiar, la mayor parte se iniciaron en este oficio entre los diez y los doce años. Sus primeros pasos son los de recaderos o limpiadores, llevando la herramienta desde la cantera a la herrería recorriendo varios kilómetros cargados con escoplos, picos, escodas, etc. Igualmente eran los encargados de hacer limpieza de la cantera, quitando los ripios y restos de piedra generados a partir de la labor de los labrantes.
Los labrantes o canteros tenían muy curiosa forma de firmar las piedras con unas marcas sólo conocidas entre ellos y que también llevaban gravadas en sus herramientas. Estas eran variadas y muy simples, solían ser una raya, un punto o cruces y en raras excepciones gravaban la primera letra de su apellido.

Hoy en día la tradición de la cantería y el oficio de cantero se mantienen en Arico gracias a la combinación del buen hacer heredado de varias generaciones de buenos maestros canteros en el municipio, así como la introducción de nuevas tecnologías y maquinaria que permiten la rentabilidad de este oficio en pleno siglo XXI. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 7 – La Cantería de Arico) 

Continuamos por el sendero en dirección a la desembocadura del Barranco de Tajao; en sendero que transita por encima del lecho del barranco, llegando a su final desciende nuevamente hacia el lecho del barranco, justo delante de la playa de Callao Tajao. En este punto encontraremos un nuevo panel informativo, el número 8, donde nos informa de las peculiaridades del Barranco de Bijigua o de Tajao.

Barranco de Bijigua o Tajao
Detalles del Barranco de Tajao
Nos encontramos en el sector de desembocadura del Barranco de Tajao, también conocido como barranco de Bijigua (o Vijigua). A pesar de que en este sector el barranco no presenta grandes dimensiones, se trata de uno de los grandes barrancos de Arico. Su cabecera de labra sobre algunos relieves que cierran en este municipio la pared de Las Cañadas, configurando parte de la línea de cumbres de la Isla. El Morro de El Peñón, La Angostura, Topo de Veno y La Grieta o el Riso del Colmenar, son alguno de los nombres de los picos y lomos que marcan el lugar de nacimiento de este barranco, todos ellos situados entre los 2300 y 2400 metros sobre el nivel del mar. Desde estos parajes de montaña el barranco comienza a abrirse camino hasta la costa, a través de las rampas continuas que dan forma a las cumbres y medianías de Arico. Unificando los pequeños cauces que arañan las paredes de su cuenda, poco a poco se configura un barranco principal que presenta en la actualidad aproximadamente 22 kilómetros de recorrido, a través de los cuales adquiere numerosos nombres con los que las gentes de Arico diferenciaban sus distintos tramos o sectores. Tajao o Bijigua, Las Castañas, Pedro Bermejo, Fuente Blanca, Los Abejones, Las Goteras, La Grieta o Yarosa, son los nombres de algunos de los tramos más importantes de este barranco. Muchos de estos nombres o “topónimos” hacen referencia a la presencia de agua vinculada a una zona del cauce. Innumerables fuentes jalonan su trazado, siendo especialmente numerosas en medianías y cumbres. Algunos como las de La Bica o la Gelesa, esta última al borde de la Carretera General del Sur, favorecieron el desarrollo de una de los asentamientos de población más antiguos del municipio: El Lomo de Arico (o la Villa de Arico).
Al igual que para el desarrollo de la vida humana, para las comunidades vegetales y la fauna, barrancos de largo recorrido como éste representan un oasis de vida que contribuye a diversificar los hábitats de la zona. Los algo más de 22 kilómetros de recorrido del cauce atraviesan la práctica totalidad de pisos bioclimáticos de vegetación del Sur de Tenerife, desde los Pinares de Montaña de su cabecera, hasta los matorrales típicos de ambientes litorales como en el que nos encontramos. En cualquier caso, todos ellos son ambientes caracterizados por la presencia de una gran cantidad de endemismos.
Los pisos bioclimáticos más representativos que se vinculan al entorno del Barranco de Tajao o Bijigua son dos:
1. Tabaibales y Cardonales, asociados al piso bioclimático infra-termomediterráneo  hiperárido-semiárido,  cuya clase de vegetación se corresponde con Kleinio nerifoliae-Euphorbietea canariensis. Se Caracteriza por:
- Temperatura media anual de 20º a 22º C
- Precipitaciones medias anuales inferiores a los 500mm. En los frecuentes años de sequía las precipitaciones medias son inferiores a los 200 mm
- Se extienda en una franja que va desde el nivel del mar hasta los 300 metros de altitud, aunque, asociados a condiciones ambientales propicias, elementos de esta formación pueden encontrarse en cotas altitudinales superiores a los 400 metros sobre el nivel del mar.
-Principales plantas nativas: Tabaiba dulce (Euphorbia balsamífera). Tabaiba amarga (Euphorbia lamarckii). Cardón (Euphorbia canariensis). Cardoncillo gris (Ceropegia fusca) y Balos (Plocama pendula).
2. El Pinar (Sideritido solutae-Pinetum canariensis), asociado al piso bioclimático termo-supramediterráneo seco-húmedo. Se caracteriza por:
- Temperaturas medias altas entre los 5º y los 15º C
- Precipitaciones medias anuales entre los 400 mm y los 600 mm
- Se extiende en una franja altitudinal que en Arico va desde los 700 metros de altitud hasta los 2000 metros sobre el nivel del mar
- Principales endemismos asociados: Pino canario (Pinus canariensis), Jara (Cistus sumphytifolius) y Codeso (Adenocarpus viscosus)
En medio de estos dos pisos de vegetación existe una franja territorial de rasgos continuos que atraviesa el municipio por sus medianías. Este espacio alberga los asentamientos históricos de población y a algunos de los principales espacios de cultivo de Arico, tradicionalmente vinculados a los cultivos de papa, hortalizas y viña.

En la costa, las formas llanas y el perfil ancho que el cauce del Barranco de Tajao presenta en su desembocadura nos recuerdan la importancia que tiene la geología a la hora de determinar las características de un paisaje como éste. A pesar de la importante capacidad para erosionar que tiene la escorrentía, la existencia en el fondo del cauce de una roca dura, como la Ignimbrita de Arico, ha impedido el desarrollo de mayores niveles de encajamiento, dando lugar a un cauce plano, a modo de rambla. A pesar de que las lluvias en la zona no son muy abundantes en la actualidad, cuando se producen lo hacen en franjas horarias muy pequeñas, propiciando descargas de agua que tienen una importante capacidad de arrastre. Fruto del transporte de materiales que se produce durante estas lluvias son las importantes acumulaciones de materiales que actualmente vemos en el fondo del barranco. Junto al mar, la marea contribuye a acrecentar estos depósitos, formando un espectacular cordón de cantos rodados. Estas piedras de muy distinta naturaleza, han sido acumuladas por el barranco y moldeadas por el mar, gracias al roce constante que se produce entre ellas cuando son mecidas por las olas. Actualmente esta playa de cantos – o “callao” – de Tajao, actúa a modo de barrera  frente al oleaje. Durante las pleamares parte del agua oceánica consigue sobrepasar este obstáculo, formando tras de sí un gran charco de agua al que se denomina “mareta”. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 8 – Barranco de Bijigua)

Antes de volver al punto de inicio, aun podremos visitar dos zonas en la desembocadura del Barranco; en el margen izquierdo de la desembocadura del barranco se ha ido construyendo un entramado de pequeños monumentos de piedra, más conocidos como "mojones"; a esta área se la conoce como Ecomuseo de la Piedra, punto número 1.

Ecomuseo de Piedra en la barranco de Bijigua o Tajao
Ecomuseo de la Piedra
El Ecomuseo de la Piedra de Arico se encuentra emplazado en la desembocadura del Barranco de Tajao, también conocido como Barranco de Bijigua (o Vijigua).
Este es un lugar importante valor paisajístico y cultural, en el que la piedra volcánica del Sur de Tenerife cobra un especial protagonismo. Sus singularidades geológicas, sus formas de modelado y los usos que durante siglos la población de Arico ha hecho de estas rocas son parte fundamental de los contenidos de este Ecomuseo.
Este barranco nace al borde de la pared de Las Cañadas, abriéndose paso entre los materiales que conforman los flancos del sureste de la Isla. Su espectacularidad radica principalmente en la existencia de diferentes depósitos y estructuras geológicas; coladas basálticas y traquibasálticas, depósitos pumíticos, acumulaciones sedimentarias y volcano-sedimentarias, grandes saltos de agua, morfologías diversas de cauces, algunos, como en su tramo de desembocadura similares a las de los ríos-rambla, con amplios lechos de fondo plano, cubiertos de importantes acumulaciones sedimentarias.
La visita a este lugar se realiza a través de un sendero circular de aproximadamente dos kilómetros de recorrido. Su trazado, de escasa dificultad, se desarrollo entre el cauce de este barranco y uno de sus lomos o interfluvios. Este recorrido permite visitar algunos de los enclaves más destacados de este espacio; lugares que destacan por su interés geológico, histórico, paisajístico que tratan de poner en resalte la importancia de la piedra volcánica y de sus usos en el municipio de Arico.

En la actualidad, la “piedra de Arico” o “piedra Chasnera” sigue siendo un rasgo identificativo local. Su influencia en las singularidades del paisaje local, su utilización como soporte para las múltiples vías de escalada con las que cuenta el municipio, o del mismo “Salto del Pastor”, y la importancia que aún mantienen las labores de cantería, hacen de este elemento un referente constante para las estrategias locales de desarrollo territorial sostenible. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 1 – Ecomuseo de la Piedra)

Al lado mismo de éste Ecomuseo de la Piedra está ubicado lo que en su día fue El Embarcadero de Bijigua, punto número 2 del recorrido.

El Embarcadero de Bijigua - Barranco de Tajao
El Embarcadero de Bijigua
La pequeña franja de costa en la que nos encontramos recibe el nombre de Caleta de La Lancha. Este abrigo natural se extiende en forma de media luna desde la Punta de Tajao, hasta Punta Rajada y, algo más lejos, hasta el actual muelle de Tajao. Durante al menos tres siglos, esta cala sirvió de abrigo para los barcos que se acercaban hasta este tramo de la costa en busca de los productos de las canteras del barranco de Tajao. La poca profundidad de este lugar obligaba a los barcos a esperar su carga, fondeados frente a la costa. Hasta allí se acercaban pequeñas barcazas o “chalanas” que se encargaban de transportar las diferentes piezas de la cantería. Al pie de este pequeño acantilado existe una cueva en la que se guardaba una de las embarcaciones a la espera de la siguiente carga. Hoy en día los habitantes de la zona siguen denominando este lugar “La Cueva de la Chalana”. Los días precios al embarque trabajaban en esta tarea gran cantidad de personas. A pesar de que los distintos trabajos que se asociaban a la cantería tenían un marcado carácter masculino, en el transporte de las piezas se requería la mayor mano de obra posible, por lo que resultaba frecuente que las mujeres de los canteros colaborasen puntualmente en esta labor. Las piezas labradas se depositaban de forma ordenada cerca del embarcadero y, desde allí, se cargaban en barcazas que, a remos, se acercaban al barco fondeado. En este proceso de embarcación de la piedra, muchas piezas terminaban en el fondo de esta pequeña cala, lugar donde hoy en día, todavía se pueden apreciar alguna de ellas.
Por estas aguas pasaron algunos pailebots y numerosas goletas de dos mástiles; barcos de vela fabricados generalmente en las Islas que eran capaces de transportar entre 50 y 150 toneladas de piedra en cada viaje. Durante el predominio de la navegación comercial a vela, las piezas labradas del conjunto de cantera insulares cumplían un papel fundamental, puesto que eran utilizadas como lastre en los veleros que llegaban a Canarias con las bodegas repletas y que frecuentemente regresaban con una menor carga a sus puertos de origen. En este sentido, es fácil pensar que muchas de las ciudades que formaban parte de estas rutas comerciales hayan podido tener, o mantengan, piezas de cantería canaria entre los materiales de sus construcciones históricas, ya sean de carácter público o privado. La inclusión de piezas de cantería como parte del lastre de los veleros se hizo por necesidad, de manera que se garantizase la navegación segura de estos barcos frente a la fuerza del viento y las olas. Sin embargo, las piezas que se utilizaban para ello fueron las mejores que en la época producían las canteras canarias, entre ellas muchas de las piezas que se labraban con esmero en esta misma cantera: piedras de lavar, piletas de muy distintos tamaños, adoquines y, sobre todo, gran cantidad de losas para cubrir y embellecer suelos.
La comercialización de piezas de cantería entre las Islas fue una actividad importante, especialmente aquellas que procedían de canteras de reconocido prestigio, como las de Chasna, en el Sur de Tenerife, y Arucas, al Norte de Gran Canaria. El valor constructivo y estético que la sociedad canaria sigue otorgando a las losas de Arico ha permitido que este material siga hoy en día utilizándose en la construcción y rehabilitación de edificios y espacios emblemáticos, por lo que resulta relativamente sencillo encontrar losas labradas en “Piedra de Arico” en construcciones de Tenerife, tan singulares como el Palacio de Capitanía General de Canarias, la plaza Pedro Schwartz y el Auditorio Adán Martín (Santa Cruz de Tenerife), la Catedral de La Laguna, la Plaza de Nuestra Señora de la Concepción y El Palacio de Ossuna (San Cristóbal de La Laguna), la iglesia de Los Remedios (Buenavista del Norte) o la iglesia de Santa Bárbara (Icod de los Vinos).
Fuera de las Islas la mayor parte de la producción de piedra labrada en esta cantera se exportaba en forma de losas hacia las Antillas Españolas: Cuba y Puerto Rico, así como la mitad oriental de La Española (República Dominicana), al ser éstas islas territoriales de soberanía española hasta 1898 y  1865 respectivamente. Al tratarse de espacios insulares pertenecientes a la Corona Española, el comercio con estos territorios se encontraba muy condicionado y regulado, de forma que hasta la segunda mitad del siglo XVIII no se permitía a los extranjeros la participación en el comercio con estas islas. Esta política primaba el comercio con productos locales entre las distintas regiones que integraban el Estado en la época. Así, como complemento a la importante actividad comercial que se desarrollaba con las colonias españolas desde los puertos de Cádiz y Sevilla, se potenció la actividad comercial de Tenerife, Gran Canaria y La Palma, limitándola a las producciones locales de Canarias. Los puertos de La Habana, Campeche, La Guaira, Santo Domingo, Puerto Rico y Maracaibo fueron los principales lugares de recepción de los productos procedentes de nuestro archipiélago: fundamentalmente vino, aguardiente y gran cantidad de piezas de cantería, que llegaban a estos puertos todos los años, siendo redistribuidos desde ellos al resto de la región. El auge de la cantera de Tajao y sus volúmenes exportados fundamentalmente en forma de losas para pavimento, coincide en el tiempo con el auge de algunas ciudades antillanas, como La Habana o Santo Domingo, en las que muchas de sus edificaciones más emblemáticas se construyeron dentro de esta centuria. Por estos motivos, es muy probable que para la construcción de muchas de estas estructuras históricas se haya podido contar con piedra chasnera. Durante la primera mitad del siglo XIX, desde esta cantera se llegaron a producir 12500 metros de losa para pavimentación, lo que permite hacerse una idea de la cantidad de mano de obra necesaria para producirlas, así como de la importancia que la cantería llegó a suponer en Arico. (esta información ha sido obtenida del panel informativo número 2 – El Embarcadero de Bijigua)


Paseando por la costa de Tajao

Desde éste punto "El Embarcadero de Bijigua", tomaremos el camino de vuelta hacia San Miguel de Tajao; seguiremos la misma ruta de inicio, para finalizarla delante de la iglesia de San Miguel de Tajao y del puerto de Tajao.

FIN DE LA RUTA

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